El proyecto comienza en 2015 con tres socios que deciden dar un paso adelante y apostar por la agricultura ecológica, como un reto y para aprender una nueva forma de hacer las cosas. En este sentido, el ADV nos ha acompañado desde el primer día.
Nuestras dos hectáreas de peras nos han servido para desarrollar nuevas ideas que hemos trasladado a otras fincas de nuestros socios.
Nuestro siguiente paso es buscar una forma de producir mucho más sostenible, en la que una finca pueda generar más que una única variedad e integre otros frutos/verduras.