Heredé de forma inesperada una explotación de 4 hectáreas de mi padre a finales del año 2022. Juntos habíamos iniciado un proyecto compartido: transformar nuestro cultivo de fruta a almendra y cambiar de prácticas convencionales a ecológicas. Ahora, con el apoyo incondicional de mi familia, llevo adelante este proyecto, enriqueciéndome de nuevas experiencias y aprendizajes diarios.
Aunque el campesinado no sea mi principal dedicación, siento una profunda devoción por la tierra que me ha visto crecer. Tocarla, cuidarla y observarla me proporciona una paz espiritual y un equilibrio que no encuentro en ningún otro sitio. Cuando trabajo la tierra, conecto con el legado de mi padre y padrinos, con mis raíces y creo que el mundo no va tan rápido.
Estoy convencida de que la producción ecológica es esencial para asegurar un futuro sostenible para el campesinado. En una época marcada por la crisis climática, creo firmemente que debemos priorizar el respeto por el medio ambiente y la sostenibilidad. Para hacer un cambio real, es necesario empezar por nuestra propia comunidad, promoviendo una agricultura que respete y cuide de todas las formas de vida.
Estoy orgullosa de formar parte tanto de la ADV como de la Cooperativa Pagesa Ecológica. Dos proyectos que van más allá de un asesoramiento técnico. Son verdaderos espacios de apoyo mutuo y de aprendizaje, en los que compartir con personas sabias y con una pasión genuina por la tierra.
Creo sinceramente que, uniéndonos, podemos impulsar un cambio positivo en el sector agrícola, defendiendo la producción ecológica como la alternativa más sana y sostenible tanto para nuestra tierra como para nosotros mismos.